sábado, 1 de septiembre de 2007

¡Todo lo que necesitas es Fe, Confianza..... y un poquito de polvo de hada!

Tras la sobremesa me despido de mi chofer Nestor y le indico que no necesitaré por hoy más de sus servicios, por lo que puede marcharse a la casa en Elizabeth (NJ). Como es tarde tods juntos decidimos acompañar a Henrietta hasta su domicilio, cercano a Central Park, para pasar juntos las últimas horas hasta nuestro encuentro y confío en que el termino "últimas horas" no tenga implicaciones funestas, pero ¡Qué diablos!, recuerdo ahora mismo las palabras que mi madre dulcemente me recitaba durante mi infancia mientras agitaba su mano por encima de mi cabeza ante mis dudas sobre algo o mis enfados ante la imposibilidad de conseguir algún logro:

"¡Todo lo que necesitas es Fe, Confianza..... y un poquito de polvo de hada!

Pongo mi mano en el bolsillo de mi gabán y el contacto con el acero que éste alberga me proporciona los dos primeros componentes de la formula y a pesar de no contar con el tercero, considero que ya podemos adentrarnos en Harlem.

Por cierto, he de resolver cuanto antes los mordaces comentarios que Sheridan me lanza sobre Henrietta. Afortunadamente no soy una persona violenta, ya que en este caso es posible que mi cara acabase tremendamente magullada bajo sus puños. Debo encontrar otra manera, no me debe resultar complicado.

All Quiet on the Western Front

El día 28 transcurre bajo una estela de normalidad aparente y me entrego a mi trabajo para mantener la cabeza ocupada. En una especie de terapia grupal (¡Que idea más absurda!) como las que utiliza, aquí en New York, un tal S.R. Slavson ponemos en orden todos los datos de los que disponemos hasta el momento referentes al Sr. Elías y sus indagaciones. Decidimos ponernos en contacto con la hermana del Sr. Carlyle para intentar ahondar más en nuestras averiguaciones.
Día 29: Esta noche he vuelto a soñar con la Granja Chapman y todo lo que ello conlleva y he necesitado una pastilla de ácido acetilsalicilico para eliminar el dolor de cabeza. Recibo una llamada de Tony preguntándome si deseo acompañarle para hacer algunas averiguaciones más, me excuso en mi jaqueca y declino la invitación, quedando para almorzar hacia el mediodía con todo el grupo en Nueva York. Creo que hoy pasaré a visitar a la adorable Mrs. Cornell y departiré con ella y le explicaré una de esas historias truculentas que tanto le gustan utilizando como base nuestras vivencias de estos días.

¡Casi olvido remitir la misiva a Mrs. Carlyle!Tras presentarme y refrescar su memoria acerca de mi persona intento captar, de manera excesivamente profusa creo yo, su interés sobre la expedición en la que participó su hermano, pero sin desvelar excesivos detalles, con la excusa de la realización de un laudatorio libro sobre dicha expedición y sus componentes.

Durante el almuerzo marcamos la pauta que seguirá nuestra expedición a Harlem esta noche y todos están ilusionados con la posibilidad de conseguir una información tan importante que deba ser entregada de tan discreta manera. Todo esto me recuerda una película que contemplé en el cinematógrafo hace ya más de cuatro años y cuyo título era "All Quiet on the Western Front" en la que un grupo de jóvenes alemanes acuden ilusionados a la Primera Guerra Mundial para luchar por sus ideales y acabar, en cambio, totalmente desilusionados. Deseo que nuestra pequeña hermandad no termine su periplo del mismo modo

He de confesar que albergo dudas:
¿Están preparados frente a lo que nos enfrentamos?
¿No será todo esto obra de un desquiciado mental y nos estamos adentrando en una fábula sin fundamentos solidos?

Creo que he encontrado la solución para alejar estos pensamientos..............

¡Camarero, un White Russian por favor!

martes, 28 de agosto de 2007

Grabado Juju House

No puedo dormir, he vuelto a la biblioteca y de una manera instintiva, mi mano se ha dirigido hacia un tomo con grabados victorianos, de entre los años 1873 y 1898 más concretamente, y referentes a la Costa Oeste Africana.
Tras ir pasando páginas, me encuentro que uno de estos grabados ilustra una Juju House de aquellas tierras. Ahora ya estoy mucho más relajado, afortunadamente la civilización ha llegado a aquellas tierras y dichas supersticiones deben haber desaparecido, vencidas por la luz de la razón y la ciencia.
¡Dios santo, son las 3 de la mañana! Debo descansar un rato, no quisiera que alguno de mis pacientes "pacientes" se mostrase algo disconforme con mi habilidad en la utilización del escalpelo, aunque bien pensado no creo que hiciesen reclamación alguna si inicio mi jornada un poco más tarde de lo habitual.