
Tras la sobremesa me despido de mi chofer
Nestor y le indico que no necesitaré por hoy más de sus servicios, por lo que puede marcharse a la casa en
Elizabeth (
NJ). Como es tarde
tods juntos decidimos acompañar a
Henrietta hasta su domicilio, cercano a Central
Park, para pasar juntos las últimas horas hasta nuestro encuentro y
confío en que el termino "últimas horas" no tenga implicaciones funestas, pero ¡Qué diablos!, recuerdo ahora mismo las palabras que mi madre dulcemente me recitaba durante mi infancia mientras agitaba su mano por encima de mi cabeza ante mis dudas sobre algo o mis enfados ante la imposibilidad de conseguir
algún logro:
"¡Todo lo que necesitas es Fe, Confianza..... y un poquito de polvo de hada!
Pongo mi mano en el bolsillo de mi gabán y el contacto con el acero que éste alberga me proporciona los dos primeros componentes de la formula y a pesar de no contar con el tercero, considero que ya podemos adentrarnos en Harlem.
Por cierto, he de resolver cuanto antes los mordaces comentarios que Sheridan me lanza sobre Henrietta. Afortunadamente no soy una persona violenta, ya que en este caso es posible que mi cara acabase tremendamente magullada bajo sus puños. Debo encontrar otra manera, no me debe resultar complicado.