lunes, 17 de septiembre de 2007

El Saber no ocupa lugar

Los libros que nos entrega la Srta. Carlyle son los siguientes:

- Un libro forrado en cuero, sin título en el exterior pero en la primera página del interior indica que se trata de "Los Manuscritos Pnakoticos"

- Libro forrado en cuero negro y en la tapa y con letras doradas su título "Selecciones del Libro de Eivon, comentarios de Gaspar du Nord.

- Libro muy antiguo con tapas de madera forradas en piel y cuyo título es "Life as a God, a Handwritted Diary by Montgomery Crompton"

- Libro forrado de piel muy gruesa y rugosa de color terroso en lo que parece ser una edición única de Erebus Press y cuyo título es "People of the Monolit, a Poem by Justin Geoffrey".

Henrietta me comenta que ha sentido escalofríos al tocar uno de los libros y esta intranquila. Tranquilamente tomo asiento y me preparo para iniciar la lectura y a pesar de albergar dudas sobre la conveniencia de hacerlo me dispongo a disfrutar de unas cuantas horas de relajada lectura, al fin y al cabo dicen que el Saber no ocupa lugar.

La Mansión Carlyle

Día 4 de Febrero de 1.935: Al despertar esta mañana el primer pensamiento que ha acudido a mi mente ha sido Henrietta y dado que acostumbro a seguir mis intuiciones me he decidido a llamarla para solicitarle que me acompañe en mi visita a la Mansión Carlyle y ha aceptado. La conversación hasta la mansión es trivial y una vez llegados hasta la puerta de entrada la responsabilidad cae sobre nosotros como una losa.

Llamamos al timbre y al cabo de unos instantes un guarda acude a la puerta, informándole de nuestra entrevista con la Srta. Carlyle y permitiéndonos el acceso a la propiedad, acercamos el vehículo hasta la puerta de entrada y accedemos a la vivienda.

Nos recibe la Srta. Post y nos hace esperar en su despacho y tras unos veinte minutos recibe una llamada y nos acompaña a través de la mansión, sinceramente el lujo rebosa todo lo imaginable pero la colocación y distribución de los elementos reflejan el buen gusto de la propietaria. Llegamos hasta una alta puerta de roble y accedemos al despacho de la Srta. Carlyle quien cortésmente nos invita a sentarnos.

En principio la Srta. Carlyle se encuentra a la defensiva, mostrando su intención de no permitir que todo este asunto salte a la prensa y no se muestra muy receptiva pero la información sobre el intento de asalto a su Mansión, del que ya estaba informada, y la presencia de Henrietta consiguen que la reunión empiece a ser productiva. Nos informa sobre la existencia real de los libros pertenecientes a su hermano así como una confirmación de datos obtenidos a través de las notas del psicólogo del Sr.. Carlyle sobre sus contactos con una negra llamada M'Wero que decía pertenecer a una noble familia africana y que parece ser que fue la persona que más influyó para realizar la malograda expedición Carlyle. La Srta. Carlyle no deja títere con cabeza sobre el resto de integrantes de la expedición tachándolos de estúpidos y vividores sin oficio ni beneficio. Dado que parece que los libros la incomodan, nos ofrecemos para que pueda deshacerse de ellos no accediendo a mi petición con una sonrisa pero permitiéndonos, si todos firmamos un contrato de confidencialidad, el acceso a los libros que guarda en la caja fuerte de su hermano. Tras intercambiar una mirada con Henrietta, accedemos y la convencemos para firmar en primer lugar nosotros, estudiar los libros y posteriormente Tony, John, Julius y Curtis firmaran el contrato dándole mi palabra de honor sobre ello.

Tras firmar nos acompaña a la Biblioteca de la mansión, donde quedamos embelesados ante el tamaño y calidad de la misma y tras acceder a la caja fuerte, extrae un hatillo que contiene cuatro libros cuyo descripción es la siguiente..........................



domingo, 16 de septiembre de 2007

El eclipse

Tras escoger para mi reunión en casa de la Srta. Carlyle un elegante traje de tweed azul oscuro, una camisa clara y una corbata de seda, llamo a Nestór para que prepare el automóvil y nos encaminamos hacia nuestra cita. El clima es frío y los campos se ven desangelados bajo una ligera capa de nieve. Tras unos treinta minutos de viaje llegamos a nuestra destinación, la propiedad de los Carlyle, rodeada por un muro de piedra y con una alta puerta de hierro forjado que cierra en estos momentos nuestro camino. Nestór baja del automóvil y llama al timbre, tras unos minutos a la intemperie veo bajar una figura desde la mansión, situada sobre una leve colina en la propiedad, es la Srta. Post, la Secretaría de Mrs. Carlyle. Tras llegar hasta la puerta y saludarnos cortésmente me indica que la Srta. Carlyle no desea recibirme ni hablar de ningún asunto con nosotros y que abandone la finca.

Observando con perspectiva la situación creo que soy grosero con ella y recuerdo que le mencionó su posición de asalariada de la Srta. Carlyle, que mi intención es entregar un donativo que por su importancia no pienso enviar por correo aunque tampoco deseo flashes y advertir a su dueña que existen personas que han accedido a la mansión como mínimo en una ocasión. Parece que he conseguido sorprenderla y me comenta que espere un momento mientras vuelve hacia la mansión. Tras diez largos minutos vuelve a la puerta y sin abrirla me indica que la Srta. Carlyle me recibirá el próximo Lunes 4 de febrero, le agradezco su gestión y le entrego un sobre con un cheque de 1.000 $ para que lo haga llegar a la Srta. Carlyle. Me estoy imaginando la cara que pondría la mayoría de mis amigos ante un cheque de ese importe y sonrío.

El sábado visito al buen Tony y veo que esta mejorando rápidamente de sus heridas con este descanso y llamó a Henrietta para invitarla el Domingo a un Picnic mientras observamos el eclipse solar del que tanto hablan los periódicos durante esta semana.

El Domingo Henrietta acude al picnic con unos extraños instrumentos que nos ayudaran a observar el fenómeno y con Julius, que se ha apuntado en el último instante. Estamos esperando un buen rato a que se produzca el fenómeno mientras Henrietta nos deleita con sus explicaciones sobre el fenómeno y su cara refleja el entusiasmo que siente con su trabajo. ¡Es afortunada, puede explicar los pormenores de su profesión sin que entre sus interlocutores aparezca una mezcla de vértigo, aversión y asco!

Julius sale a estirar las piernas y cae en un hoyo lleno de nieve, por lo que se moja sus zapatos y parte de sus pantalones. Para evitar males mayores decidimos dar por concluida la jornada de picnic para evitar que el buen Julius tenga una pulmonía y durante el viaje de vuelta hacia Nueva York se puede observar como la luz se vuelve más tenue por el eclipse pero no podemos observarlo. Afortunadamente el eficiente Tony ha hecho unas fotografías y me entrega una de ellas mientras su madre que lo esta visitando me explica, a toda velocidad y con las mismas gesticulaciones que los "fontaneros" que conocí esta semana, que los eclipses pueden afectar a las personas sensibles y pueden hacerles cambiar transitoriamente su carácter.

Tras pensar durante unos instantes creo que tiene razón y me siento mucho mejor.